los cristianos de Laodicea tampoco tuvieron que enfrentarse a ninguna persecución de parte de los gentiles, ni tampoco hubo en la ciudad falsos profetas, incluyendo a nicolaítas, a Balaam o a Jezabel. El templo para rendir culto al César estaba en un lugar céntrico de la ciudad. La iglesia se conformaba a otras religiones, disfrutaba de riqueza material, vivía una vida fácil, y no insistía en los derechos de Cristo. En consecuencia, Jesús no pronuncia ninguna palabra de alabanza o ponderación de
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